La ciencia helenística

Al exponer la ciencia helenística en sus diversos sectores, podremos comprobar que nos hallamos ante un gran fenómeno nuevo, tanto en sus aspectos cualitativos como en su intensidad.
Con Aristóteles llega la Filosofía griega a su plena madurez, rayando a una altura que en muchos aspectos nunca ha sido superada. Es el tipo perfecto de filosofo e investigador, que extendió su curiosidad intelectual, con amplio espíritu enciclopédico, a todas las ramas del saber de su tiempo, dejando en ellas hondamente impresa su huella, muchas veces creadora. Aunque descuido un poco las Matemáticas, como el mismo confiesa, cultivo la Lógica, la Filosofía primera, la Moral, la Política y las ciencias naturales. No contento con su labor personal, organizo el Liceo en forma de una vasta colaboración con sus discípulos, lo cual, de haber perdurado su espíritu dentro de su escuela, habría significado para la ciencia un avance de muchos siglos.
La ética de Aristóteles está marcado por lógica que sustituye la ontología de su maestro.
El nuevo concepto de la realidad con que Aristóteles sustituye la Ontología de su maestro se refleja con una lógica vigorosa en su pensamiento moral, que no es más que una serie de conclusiones de orden práctico rigurosamente derivadas de los principios establecidos en las demás partes teoréticas de su Filosofía.
Aristóteles conserva el mismo concepto de ciencia que los presocráticos y que su maestro, o sea un conocimiento fijo, estable y cierto. Pero la transformación que hace sufrir al concepto platónico de la realidad repercute profundamente en su concepto de la ciencia. Suprime el mundo trascendente de las Ideas de Platón y solamente admite la existencia de sustancias particulares e individuas, distribuidas jerárquicamente en tres grandes planos: 1, ° terrestres; 2. ° celestes, y 3, ° divina, que es única, ocupando ella sola el lugar de las Ideas platónicas. Suprime también las nociones de participación y de imitación. Cada sustancia tiene su propio ser, debido tan solo a las cuatro causas que intervienen en su generación, y que no es ni participación ni imitación de ninguna otra realidad trascendente.
Se atribuyen a Aristóteles unos cuatrocientos escritos. Un grupo, conocido como exotéricos, estaban destinados al gran público y se han perdido; eran diálogos a la manera platónica y pertenecían a la época de la Academia; de algunos de ellos se conservan breves fragmentos; interesando especialmente el Eudemo, el Protréptico —plenamente platónico— y Sobre la Filosofía, donde ya critica la teoría de las ideas.
Para abarcar la problemática de cómo vieron al hombre los presocráticos, debemos tener en cuenta; antes que nada, aunque sabemos que es una verdad archiconocida; de despojarnos de toda conceptualización posterior de los términos que aquí trataremos, y es en verdad una empresa exigente el ubicarnos pragmáticamente (*) en el lenguaje de la época, en el étimon terminológico, pero es sumamente necesario.
La Ciencia y la Filosofía en un principio no tenían distinción alguna entre sí.
Al concepto de la realidad, los Grados de la Ciencia corresponden correlativamente los grados del conocimiento.
El mito de la caverna o alegoría de la caverna describe el camino pedagógico de Platón.
El concepto platónico de ciencia; escalonada en grados ascendentes de perfección, corresponde exactamente; y sigue un desarrollo paralelo al de su concepto de la realidad.